Sociedades complejas establecidas en Nicaragua.


Sociedades complejas establecidas en Nicaragua.

Origen – Ubicación geográfica

Características sociales, políticas y económicas de relevancia de cada sociedad establecida en Nicaragua.

Las sociedades aborígenes se dividen en tres franjas territoriales: Pacifico, Central y Caribe.

En la región del Pacífico estaban ubicados los Chorotegas que fueron el primer grupo en llegar debido a las migraciones proceden de los pueblos Mesoamericanos se ubicaron al occidente del lago de Managua, en la actual Masaya en la meseta de los pueblos, junto al golfo de Nicoya y a orillas del golfo de Fonseca. Sutiava o Maribios se ubicaron después de los Chorotegas y ocuparon la zona llana de la cordillera de los Maribios.


Los Nicaraos llegaron después de los Chorotegas en el siglo XII y ocuparon la zona de Rivas  expulsando a un grupo Chorotega que se encontraba en esa área.

Los Nicaraos y Chorotegas tuvieron una base sólida de estructura social y de poder destacaban su organización política el cual según los historiadores era muy avanzado poseían un ejército con el cual obtenían territorios y esclavos los cuales ocupaban para rituales.

Tenían una organización social estructurada por grupos como los caciques, consejo de ancianos, sacerdotes, capitán de batalla. Su forma de gobierno era el teyte tenían normas de conducta y penalización a los delitos.

Poseían el calpulli que era un órgano regulador para distribuir las tierras entre las nuevas familias  y a la vez regulaba el uso de las mismas. La legislación indígena favorecía a la mujer si era engañada por su marido al cual se le expulsaba de dicha tierra. Las tierras solo podían ser heredadas nunca vendidas.

Vivian de la agricultura y hacían trabajo artesanal con el algodón, barro y piedra. Su principal cultivo era el maíz el cual lo ocupaban para hacer una infinidad de platillos y bebida embriagante. El cacao era la unidad monetaria la cual a la vez la ocupaban de bebida. Comercializaban todos los productos que elaborarían a través de tiangues o mercados públicos los cuales eran administrados únicamente por mujeres, y a los hombres excepto a los jóvenes que nunca habían tenido sexo y extranjeros se les tenía prohibida la entrada. Los Nicaraos y chorotegas creían en diversos dioses. Ellos conocían de astronomía, manejaban el uso de las propiedades de las plantas.
Con la llegada de la dominación española fundaron las ciudades de Granada y León las cuales establecieron sus jurisdicciones y políticas, introdujeron nuevas especies de animales como gallinas, ganado vacuno, caballar y otros.

La conquista y colonización española genero un reordenamiento de la tierras lo cual provoco muchos cambios en la sociedad indígena con el proceso de mestizaje.

Región Central en ella se encontraba los Chontal, Matagalpa su origen y momento de llegada es incierto vinculándose a grupos provenientes del norte y sur del continente se considera que poblaron el istmo de Rivas y fueron desplazados hacia el centro de Nicaragua por los Chorotegas en el siglo XI. Tienen posible afiliación con los grupos Mayas o lenca de origen norteño.

Región Caribe en ella se encuentran los miskitos, sumus, ramas se afirma que los miskitos son de procedencia macro-chibcha cultura perteneciente al sur de América. Existe una hipótesis que se asentaron en Rivas pero en el siglo X fueron expulsados por otros grupos y emigraron al este.

Los sumus es un nombre que los miskitos les decían a un grupo de los Ulua en cambio no existe claridad de donde vinieron los ramas sin embargo se dice que vinieron del sudeste. Vivian del cultivo de tubérculos, caza, pesca y recolección de frutas.

Los miskitos utilizaron en su dieta carne de monte, pescados, aceite de coco. Los sumus o Mayagnas consumen maíz, bananos, pijibay, batata, camote. Los ramas consumen yuca, arroz, coco y guineo.
No eran sociedades agrícolas debido a las constantes lluvias el agua arrastraba los nutrientes del suelo.

Con respecto a la sociedad caribeña tenían capitanes llamados Sukias que contaban con poderes especiales para predecir fenómenos climáticos y curar enfermedades. En esta área la colonización española no fue posible por lo tanto los ingleses entraron al Caribe llevaron esclavos africanos que dieron origen a diferentes mezclas y dialectos.

2. Elementos culturales y territoriales que aun existen en nuestros pueblos
Como la identidad cultural y territorial están ligadas hablare de ellas como una sola. A pesar del paso de los años de la colonización tanto española como inglesa se han mantenido a las fechas rasgos representativos culturales y territoriales de la sociedad indígena antes de la colonia y otras se han fusionado con las nuevas introducciones de elementos traídos por los conquistadores.

Los pueblos del pacifico siempre han mantenido su agricultura, alfarería, trabajo con pita, cuero y distintas ramas de artesanías en Masaya aun existen los consejos de ancianos en la actualidad. El maíz sigue siendo un rubro representativo e importante para la dieta diaria de los y las nicaragüenses.
Las comunidades caribeñas han mantenido su cultura, bailes, comidas.

Ciertas tradiciones religiosas adoptaron el perfil de las celebraciones indígenas para acompañar a los santos patronos esto hace diferente las celebraciones patronales en cada ciudad por la diversidad de costumbres distintas que hay en nuestra bella Nicaragua.

La herencia cultura es muy importante porque eso nos hace únicos en cada sitio de nuestra Nicaragua y ante el mundo y debido a esa herencia es que surgieron distintas mezclas de cultura porque si no seriamos una viva copia de España o Inglaterra.


Elementos culturales y territoriales que perviven de nuestras sociedades complejas.










La cultura de Nicaragua es producto de la mezcla de la cultura indígena (Chorotega y náhuatl), la española y africana.
Nuestra historia está intrínsecamente ligada a indígenas y blancos europeos especialmente españoles, iniciando con ellos la conquista, colonización e independencia. Sin embargo aún se conservan tradiciones culturales como bailes con distintos ritmos musicales, ciudades coloniales y gastronomía que hacen de este país magnífico.
El folklore nicaragüense es un patrimonio cultural intangible de nuestros pueblos, tienen su origen al unir elementos indígenas con españoles. Las danzas tradicionales del pacífico como La Gigantona, El Enano Cabezón  y El Toro Huaco son coloridos y rítmicos, propias de la ciudad de León, es una forma de expresión hacia la corona española. En el Caribe nicaragüense, el baile Palo de Mayo  inicia con propósitos específicos como: la fertilidad, la reproducción, las nuevas cosechas en honor a la diosa Mayayá, la danza se realizaba alrededor de un árbol. Actualmente ha variado y hoy es un baile rural lleno de alegría y colores.
Masaya, conocida como la cuidad de las flores. La artesanía ha sido una actividad dinamizadora en la economía de este departamento. A lo largo del año se celebra distintas muestras artesanales y culturales que tienen como objetivo  dar a conocer al público las novedades creativas de los artesanos. Las muestras van desde alfarería, cerámica, tallado en madera, instrumentos musicales como la Marimba,  tallado en piedra, textil y cuero.

Históricamente Nicaragua es un país rico en literatura, desde tiempos pre-hispánicos existen cantos y relatados de los primeros pobladores. También representaciones como El Güegüense; mezcla de teatro, danza y música. Nombrado  en el año 2005 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Es una expresión mordaz de protesta contra el dominio colonial, un drama satírico y una comedia maestra. Este país vio nacer al Padre del Modernismo y Príncipe de las Letras Castellanas, Rubén Darío.
¿Las huellas de Acahualinca?
Bayardo Cuadra, a quien se le debe la lista, las considera “maravillas” evocando las del mundo antiguo registradas por el historiador griego Heredoto y el académico Calímaco de Cirene (c. 305-240 a.C), del Museo de Alejandría. Pero éstas no revelan la creatividad humana: se encontraron accidentalmente en 1874 junto a un cauce. El primero en reportarlas al mundo científico fue el norteamericano Earl Flint. Desde entonces han sido estudiadas, pero sólo hasta 1974 Allan Bryan determinó su datación con el método del carbono 14 al analizar una muestra de tierra extraída por debajo de la capa donde se imprimieron las huellas: 6,000 años. Su actual Museo de Sitio, por tanto, contiene uno de los recuerdos prehistóricos más tempranos de América; sin embargo, no protegen una construcción, mucho menos piezas artísticas.

Las estatuas de Zapatera
Es el caso de las estatuas de piedra —en basalto negro— originarias de la isla de Zapatera y conservadas en el sitio conventual de San Francisco en Granada desde 1970. Quince de ellas fueron descubiertas por el también norteamericano Ephraim George Squier y veinticinco por el sueco Carl Bovallius. Relativamente monumentales, pertenecen a un complejo que abarca la isla de Ometepe y las isletas de Granada, asociado a Mesoamérica y a culturas sudamericanas. Datadas en los años 800-1200 después de Cristo, revelan un arte escultórico impresionante y representan deidades de la vida y la muerte; en concreto: exaltan el culto fálico, la fertilidad; asimilan el motivo felínico —la presencia del jaguar, símbolo solar, es abundante— y conmemoran jefes guerreros. Pero su leitmotiv predominante es el alter ego u otro yo (un animal adherido a un ser humano o soportado por éste), concepción que sus ejecutores —los chorotegas— diseminaron entre otros pueblos amerindios, según los antropólogos Herbert J. Spidden y Walter Krickeberg.

Las ruinas de León Viejo
Declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad el 2 de diciembre de 2000, las ruinas de León Viejo —descubiertas en 1967— constituyen un extraordinario testimonio —con altísimo nivel de conservación y autenticidad— del proceso de implantación de la conquista e inmediata colonización de América, debido a su corta vida (1524-1610), o abandono, quedando como ejemplo integral de una ciudad hispanoamericana del siglo XVI. “Conserva intacto el trazado original sin casi modificaciones posteriores —anota Bayardo Rodríguez—, de un asentamiento hispánico anterior a las Leyes de Indias y resulta invaluable para la historia del urbanismo europeo adaptado a las condiciones del Nuevo Mundo”. Además, los vestigios de sus edificios son los más antiguos de Tierra Firme —comenzando por el de su catedral— y conserva tanto los restos óseos de los conquistadores Pedrarias Dávila y Francisco Hernández de Córdoba como de los primeros obispos de Nicaragua: Diego Álvarez Osorio, Francisco de Mendavia y Antonio de Valdivieso, excavados por el arqueólogo Ramiro García durante la primera administración cultural del licenciado Clemente Guido.

El Castillo de la Inmaculada Concepción
Otras ruinas, rehabilitadas ejemplarmente desde los primeros años noventa del siglo pasado, tienen un enorme valor patrimonial: las del Castillo de la Inmaculada Concepción. Esta fortaleza, surgida para defender la provincia española de Nicaragua ante los ataques de la piratería en el siglo XVII, marca una segunda etapa en el desarrollo de la arquitectura colonial de Centroamérica: la militar. Mejor dicho: formó parte del Sistema Defensivo del Imperio Español en el Caribe. Su construcción (en la margen derecha del río San Juan) duró de 1673 a 1675, tras los saqueos de 1665 y 1670 de la ciudad de Granada, puerto de salida de la plata del Reino de Guatemala hacia la Metrópoli y de los productos de la provincia hacia Portobelo y Cartagena de Indias.

Desde su inauguración, celebrada con un sermón impreso en Guatemala, tuvo una vida activa dentro del programa de las fortificaciones españolas de ultramar. En agosto de 1762 alcanzó su momento culminante con la acción de Rafaela Herrera frente a una invasión formal de la corona inglesa. Y en abril de 1780 tuvo lugar la toma por John Polson, Stephen Kemble y Horatio Nelson, pero no pudo avanzar por las enfermedades tropicales que contrajeron sus tropas invasoras. El Castillo se ha clasificado como una fortificación defensiva natural (eregida sobre una montaña de roca viva) y de campaña en cuanto a su situación aislada, de forma rectangular —cuatro baluartes la franquean: Santa Bárbara, Santa Rosa, Santa Ana y Santa Teresa— y desempeñó una función importante en la época de la ruta del tránsito a mediados del siglo XIX, aparte de ser escenario de otros eventos históricos.

La iglesia parroquial de Sutiava
El más antiguo templo católico de Nicaragua es la iglesia parroquial San Juan Bautista de Sutiava. Acabada en su mayor parte de 1698 a 1705, su construcción la impulsaron los corregidores Diego Rodríguez Menéndez y Bartolomé González Fitoria. Ambos se empeñaron en reunir piedra, madera y tejas para levantarla de tres naves espaciosas que sostienen un rico artesonado en el que se destaca la efigie del sol: una tendencia del barroco al querer valerse de signos paganos para enriquecer los detalles ornamentales más que una supervivencia indígena para facilitar la obra misionera. Cuando se inauguró el 23 de agosto de 1710 fue llamada “decorosa yglesia de cal y piedra, volada y lucida a los dos lados con dos capillas de vaules (sic), estando todo el templo enladrillado por fuera y circulado en Almenas de cal y piedra”. Su interior ofrece dos altares o retablos, verdaderas joyas de arte sacro: uno consagrado a Nuestra Señora de Guadalupe y otra a San Lucía. Su fachada consta de dos cuerpos grandes y dos pequeños, conteniendo los dos últimos tres y unas hornacinas respectivamente, aparte de la sólida torre de tres cuerpos rematada con una cúpula de media naranja. El obispo Agustín Morel de Santa Cruz quedó impresionado en 1751 de su solidez y personalidad, al grado de calificarla: “toda ella es tan primorosa que pudiera servir de catedral”.

No se lean, sin embargo, en este vetusto templo —el más notorio de una comunidad indígena de Centroamérica, si se exceptúan tal vez algunas iglesias de Guatemala— únicamente sus rasgos arquitectónicos. Hay que tomar en cuenta también su irradiación social, pues desde principios del siglo XVIII acogía toda una actividad religiosa promovida por catorce cofradías. Cinco de ellas celebraban una misa semanal al santo de su devoción, y las otras nueve, misas mensuales; financiaban, además, misas con motivo de nueve fiestas anuales y seis procesiones durante la Semana Santa. En otras palabras, la iglesia de Sutiava fue un factor clave del proceso de indoctrinación y plena aceptación del ritual católico.

La catedral de León
Pero la magna herencia arquitectónica de la dominación española es la catedral de León. Por algo, según el historiador del arte Ernesto La Orden Miracle, se trata del monumento más grande “construido bajo el sol del trópico en América”. En efecto, sus dimensiones son considerables: ocupa una manzana entera de forma rectangular, convergiendo en ella el esquema basilical, la proporción y el equilibrio de sus líneas verticales y horizontales. Su magnificencia interior incluye, como respuesta al entorno natural, iluminación profusa y ventilación natural. Armoniosa, conjuga el barroco y el neoclásico con características peculiares, integrando elementos de la arquitectura civil de León.

Tiene cinco naves sostenidas por 24 pilastras, siendo más elevadas las de en medio. Sus paredes, de solidez insuperable, son de calicanto y en la base de hallan galerías subterráneas con techos en forma de bóvedas del mismo material del resto del templo, las cuales sirvieron durante varios siglos de cementero. “La nave central se jerarquiza —observa Manuel González Galván— no sólo por su mayor altura y luminosidad, sino porque sus apoyos se decoran para recibir la visual del visitante, no con pinturas, sino con esculturas alojadas en nichos, adosados a los pilares”. Estas esculturas representan los doce apóstoles, columnas de la Iglesia.

Fue iniciada su construcción en 1747, de acuerdo con los planos del guatemalteco Diego de Porres, realizados por el lego franciscano Francisco Gutiérrez, procedente también de Guatemala. Gobernaba entonces la diócesis de Nicaragua el obispo Isidro Marín y Figueroa. Otro prelado —el criollo, natural de Pueblo Nuevo, Juan Carlos de Vílchez y Cabrera— continuó su “fábrica”; luego el obispo Esteban Lorenzo de Tristán techó las naves y erigió la hermosa cúpula y las linternillas sobre las naves laterales; igualmente, bendijo la catedral —aún no concluida— en 1780.

Su exterior frontal —de robustez antisísmica— es pesado, aunque se afina con los remates de las dos torres, anchas y chatas, que miden una treintena de metros. Si una sirve de campanario, la otra ostenta el reloj. Pues bien, se hallan unidas al cuerpo central por unos entablamentos que simulan ser sostenidos por pares de atlantes, adheridos a principios del siglo XX. La capilla del Sagrario, levantada al final del atrio lateral de hecho, es barroca, al igual que la portadilla de la parte absidal, o sea, trasera. Mucho más habría que puntualizar sobre el mayor inmueble iconológico de Nicaragua. Pero basta decir que fue obra culminante del proceso colonial desarrollado en una de las ciudades capitales del antiguo Reino de Guatemala.


Importancia de la herencia cultural de nuestras sociedades complejas.

Su importancia en si es el conducto para vincular a la gente con su historia. Encarna el valor simbólico de identidades culturales y es la clave para entender a los otros pueblos. Contribuye a un ininterrumpido dialogo entre civilizaciones y culturas, además de establecer y mantener la paz entre las naciones.

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